viernes, 2 de agosto de 2013

Los Elegidos


Recuerdo cuando pequeño, que el patio del cole se convertía en un Coliseo, y nosotros, compañeros de fatigas escolares,  éramos los gladiadores. Siempre estábamos ansiosos por disputar un partidillo de fútbol, y  los dos niños con más personalidad de la clase se erigían como los líderes de los dos equipos que disputarían, con el máximo de los esfuerzos, competitividad y espíritu deportivo el gran partido de las 14:30, con la comida aún en la boca, y con apenas 30 minutos para comenzar las clases vespertinas.

Las alineaciones, decididas por los líderes, se formaban por elección de manera alternativa, incorporándose así los distintos miembros de cada equipo, y donde los mejores siempre eran elegidos en primer lugar. Ninguno quería perder y eso pasaba por elegir en sus turnos a los mejores balompedas... 

El miércoles 31, en el partido de la vida, una vez más se procedía de la misma manera, pero en esta ocasión era Dios quien elegía para su equipo, igual que nosotros en el cole, a uno de los mejores.


Siempre las pruebas más duras las soportan aquellos que están hechos de otra pasta, aquellos soldados mejor preparados van a las misiones más peligrosas, los concursantes más idóneos, formados o entrenados son los que superan los niveles de exigencia mayores con el fin de alcanzar el gran premio. Nadie alcanza el éxito o un premio sin superar las pruebas más difíciles, incluso algunas podrían considerarse injustas, pero es así.

¿Por qué tipo de pruebas has pasado o estás pasando?

Dios siempre llama primero a los mejores, ignoramos el motivo, aunque pienso en los ángeles. Quiero creer que su marcha de este mundo, su ausencia física tiene como finalidad la misión angelical de protegernos, de proteger a aquellos que en vida amaron, que Dios necesita de los mejores guerreros en su tarea de cuidarnos, de salvarnos de todo aquello que no nos conviene, de estar ahí, a nuestro lado en nuestros peores momentos.

Entender los designios divinos se nos escapa de la comprensión, solo la fe nos ayuda a asumirlo, no a entenderlo, pero si a interpretarlo como parte del plan divino para cada uno de nosotros. 
Y aunque nos rebelamos contra ese plan, no podemos hacer más que aceptarlo.

La fuerza, la fe, la lucha, la esperanza, los sueños, la confianza... las ganas de vivir eran parte de tu carácter, de tu forma de ser, y como publicabas en tu estado de WhatsApp, "la vida es bella", y coincidíamos en que la vida era lo suficientemente corta como para estar con boberías, perdiendo el tiempo en discusiones absurdas, en peleas innecesarias, en estar lejos de aquellos a los que queremos y amamos.

Algo en lo que coincidimos los que te conocimos, los que compartimos buenos y malos momentos contigo, es en que has sido una guerrera, una luchadora, una campeona, has dado un gran ejemplo de entereza, de fe, de alegría a pesar de las circunstancias, de ganas de vivir, de valentía, de lucha incansable... por eso, Dios te ha llamado a su presencia, siempre elige a los mejores primero, formas parte de "los elegidos".


Nosotros, que aquí permanecemos, a la espera de nuestras pruebas, a la espera de nuestra llamada, no podemos más que recordarte, tenerte presente y saber que permanecerás en nosotros para siempre, porque usando el tópico, nadie muere mientras sea recordado. Tu ejemplo y tu marcha también nos han ayudado, pues he sido testigo en estos días de muchas cosas, de muchas señales, de muchos símbolos, de muchos gestos que nos han dado esperanzas a todos, que han roto muros absurdos que habíamos levantado a nuestro alrededor. Que la presencia desgarradora de la muerte nos ha iluminado, y nos indica el camino a seguir, porque lo que nos lleva al final no es el camino, son nuestros pasos. Pasos como el perdón, pasos como la simple presencia, pasos como un corto mensaje de texto...


Personalmente confirmo con este desenlace lo que llevaba meses creyendo y en lo que me he volcado las últimas semanas, que la vida puede ser demasiado corta para perderla sin esforzarnos en lograr aquello que queremos, en ser felices, en hacer felices a los demás, en estar con quien amamos, en luchar por esa persona que nos ha cambiado la vida y nos hace mejores personas, en aprovechar el tiempo con los seres queridos, en compartir con los amigos unas risas, y también algunas lágrimas, en ir componiendo con las teclas del piano, blancas y negras, la melodía de la vida.

Y porque la vida vivida también hay que celebrarla, y no solo lamentarnos por tu ausencia física, brindo por ti, Cande, cuida de nosotros e ilumínanos en los momentos más oscuros.

por Los Elegidos

En memoria de nuestros Elegidos, a quienes extrañamos y recordamos.

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